17 noviembre 2011

Banderas sobre el polvo

Siempre me ponía entre los primeros en la fila para que el maestro me escogiera. Creo que fue la primera y la última ceremonia que me gustó. Disfrutaba izar la bandera. Acompañar a la niña que la llevaba doblada contra el pecho, abrirla, atarla de dos soguitas casi podridas y subirla hasta el final del asta.
Luego, muy despacio, la hacía retroceder poco más de una cuarta. Ese pedazo de tubo, según la simbología nacional, equivale a los kilómetros cuadrados de la Base Naval de Guantánamo, la única porción del territorio cubano que no le pertenece al régimen de la Isla.
En la medida en que he ido envejeciendo, los símbolos nacionales han ido perdiendo valor en mí. Un son de Miguel Matamoros o un bolero de Beny Moré me representan mejor que las notas de Perucho Figueredo. En mi vida he visto a un tocororo; las auras tiñosas, en cambio, completan desde lo alto lo que yo entiendo por cielo cubano.
Después de 10 años de ver a otra bandera izada en todos los edificios públicos, logré reencontrarme con la mía. Por supuesto que no hablo de esas banderas contra el polvo de un país semiparalizado, ni de las que se repiten hasta la saciedad en cuanta baratija son capaces de cargar los turistas.
Hablo de aquel pedazo de tela que las niñas de mi colegio llevaban contra el pecho. Entonces nos repetían que no se podía mojar ni caer al suelo, porque entonces había que quemarla. Más de una vez corrí bajo la lluvia para arriarla antes de que arreciara el aguacero. “No se mojó tanto, no se mojó tanto”, decíamos para tratar de salvarla.
Hablo de atarla a dos soguitas casi podridas y dejarla en el final del asta, sin que ya a nadie le importe hacerla retroceder.

3 comentarios:

Lilo Vilaplana dijo...

Comparto tu dolor, con la unica diferencia de que sí he visto al tocororo.

ZoePé dijo...

Me conmueve más tu perspectiva del asunto que la bandera o el himno.
Y es una perspectiva que no comparto, eh?
Gracias.
Saludos.

Anónimo dijo...

Algun dia podremos izarle con los deseos reprimidos por años, mientras estara mas alta cada dia en nuestros corazones. Es cierto es doloroso, pero mas que doloroso es vergonzoso , no las mantengan al menos lindas y bien cuidadas cosa que no cuesta nada.