19 junio 2011

Madre, qué coraje

Resulta que Hebe de Bonafini, esa señora con una cara perfecta para la etiqueta de un postre, también es una vulgar corrupta. Ahora me tranquiliza que no fuera solidaria con la causa de las Damas de Blanco. Es un alivio saber que prefiriera apoyar al dictador que oprime a las perseguidas de mi país. Eso reafirma la pulcritud de las cubanas.
Muchos argentinos sospechaban desde hace un tiempo que algo olía a podrido en la Plaza de Mayo. La aprensión fue creciendo poco a poco hasta que estalló el escándalo. Sergio Schoklender, el apoderado de la Asociación que representa a las ancianas, a quien todos mencionan como “el hombre con gafas oscuras”, ha malversado cientos de millones con el cuento de las reivindicaciones sociales.
Siempre al lado de Hebe, Sergio se movilizaba en un Ferrari o en un avión privado. Cuando quedaban exhaustos (hablar en nombre de los más necesitados también cansa), se iban a pasear en yate por el río de la Plata. A los que aún no se explican qué mueve la maquinaria de apoyo a los Kirchner (primero al esposo y luego a la viuda), este caso puede ayudarles a resolver su dilema.
Los jueces argentinos ahora buscan 300 millones de dólares que pertenecían al erario público y que no aparecen por ningún lado. No dudo que, si el caso se le escapa de las manos a Cristina, envíen a otro hombre con otro maletín desde Caracas. Todo es posible entre estas mafias "revolucionarias" y antiimperialistas.
Mientras tanto Hebe, esa mala madre de la Plaza de Mayo, seguirá provocando cada vez más indignación en muchas de sus correligionarias. Me imagino que ellas ahora sienten algo parecido a lo que sentimos los cubanos cuando la vimos acurrucarse en el pecho de quien nos reprime.
¡Qué coraje!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Y tanto Camilo, y tanto!

Salvador V dijo...

Muy cierto!!!