08 enero 2011

Cuando lo vi ya se había ido

Anoche soñé que dormía en el Paradero de Camarones. Pero no en la estación, sino en casa de mi tío Leopoldo González (cosa rara, porque en realidad nunca pasé una noche bajo otro techo que no fuera el de Atlántida y Aurelio). El sueño no fue agradable, pero el reencuentro con mi tío, que murió a principios de los noventa, es de agradecer.
Cuando me desperté eran todavía las 3:50, pero decidí levantarme. Me era imposible volver a dormir después de la excitación que significaba caminar (aunque fuera en sueños) por mi pueblo. Lo primero que apareció en la pantalla de la computadora fue una publicación del poeta Carlos Pintado.
Siempre he sentido una gran admiración por los seres que son capaces de hacer una buena rima. Pero lo que siento por los que logran décimas con soltura, roza la envidia. Carlos nunca sabrá de verdad el bien que me hizo con estos diez versos. Esta madrugada llegué hasta el Paradero de Camarones, pero cuando lo vi ya se había ido.

MENSAJE DE CARLOS PINTADO

Por vergüenza y por timidez (¿quién puede saberlo?) nunca he colgado un poema mío en sitio alguno.  Éste deberá ser la excepción, hermano mío. Ya sabes cuánto te quiero. Sea este poemilla un abrazo, un amago de cercanía, una conversación mientras esperamos el mismo tren en la misma estación. A ver si me perdonas un poquitín de silencio.


LOS TRENES EN LA TARDE

para Camilito Venegas Yero, porque los trenes no vuelven

Los empuja la costumbre
de las horas en que pasan
sobre los rieles que abrazan
su silenciosa costumbre.
No hay sorpresa ni vislumbre:
los trenes van al olvido:
cuando los ves ya se han ido
hacia un tiempo inalcanzable;
los trenes son lo mudable
de un paisaje desvalido.

2 comentarios:

Carlos Pintado dijo...

oye, hermanillo, ahora soy yo el que despierta y me encuentro con tu respuesta. Un abrazo.
Ven a Miami. Creo que ya es hora de que te pases unos días en esta ciudad.

Sabanero de Tibisial dijo...

Y los que salen de Cumbre
en distintas direcciones
pasando por estaciones
que ya no tienen ni nombre
Espero que no me asombre
al pasar por La Pastora
y ver al viejo Juan Lora
que era un poco rebencu
cortando algun marabu
para su locomotora