25 mayo 2009

Contigo aprendí

Muchas veces al día tropiezo con algo, oigo algo o veo algo que quisiera compartir con Bladimir Zamora. Acabo de leer un texto donde se me echa en cara mi deuda con La Gaceta de Cuba y con La Gaveta de Monserrate, el pequeño habitáculo de uno de los seres más exageradamente cubanos que he conocido.

Le agradezco a Jorge Ángel Hernández ese recordatorio (el resto de lo que escribe en “El síndrome de ¡Jum!”, lo dejo a cuenta y riesgo de los que se aventuren a leerlo, júzguenlo por ustedes mismos). De mis años en La Gaceta he escrito muchos testimonios, pero nunca serán suficientes para agradecerle a Norberto Codina, Arturo Arango, Omar Valiño y Roger Sospedra todo lo que convivimos y (re)creamos.

Sobre Bladi también he escrito bastante, pero mi deuda con él luce cada vez más impagable. En el entorno de La Gaveta conocí de cerca a los más ilustres cubanos y las claves que mejor tocan las múltiples identidades de nuestra Isla. Cada suceso dentro de aquellos pocos metros cuadrados era una lección. Todo lo que se hablara, oyera o hiciera en aquel espacio mínimo, tenía a Cuba de trasfondo.

Contigo aprendí, Bladimir Zamora, a ser cubano de la manera más noble posible, y si algo me alegra el día, es que me recuerden ese compromiso. Hoy a las seis de la tarde, cuando llegue a mi casa, haré que Bartolo empiece a cantar y me serviré un largo trago de ron para celebrar nuestro cariño. Haz tú lo mismo.

El abrazo lo dejo para el día en que nos reencontremos, ya sea en Montecristi, en La Habana Vieja, en el Paradero de Camarones o en Cauto del Paso. Donde quiera que sea, plantaremos un dominó y gritaremos lo más alto que se pueda aquello que siempre soltábamos por el balcón de La Gaveta: “¡Viva Cuba Libre, carajo!”.

12 comentarios:

Lucero dijo...

Genial, cariño. Eso se llama dar una galleta sin mano a esos chivatos por cuenta propia. Muy lindo y cargado de tu ingenio. te admiro cada vez más. Así sea hace, no se reniega de nada, pero no se le cede al castrismo "ni un tantito así".

Anónimo dijo...

Y quien dice que tu no estas más viejo. Jummm que se pongan lentes.

Blanca Acosta dijo...

!que de nostaligia me da leer tus escritos!
peor aun, porque ya yo tengo dos patrias. y si algun dia el hado, dios, como sea, vuelvo a vivir en cuba, extrannare el ingles, los rincones surennos que amo, las 4 estaciones, y tanto americano bueno a quienes amo. quiera yo o no soy cubano-americana.

Orlando González dijo...

Muy lindo este mensaje.
Un abrazo.

Matías Pérez dijo...

El Blado es un gran tipo. No me explico por qué no le han dado un apartamento en Infanta y Manglar. Oye, porque eso sí, lo ha luchado cooooooooooño, hasta la última gota de manteca, digo, de sudor.

Rodrigo Kuang dijo...

Asere, como yo nunca pertenecí a los círculos de escritores en Cuba (lo cual a estas alturas ya no sé si lamentarlo o enorgullecerme), ignoro muchas de las interrelaciones, picazones o tiranteces que puedan existir aún entre quienes publicaban libros o artículos en esos años de la Gaceta. Sé que las personas ganan o pierden ética, que se rebelan o se pliegan según sus circunstancias, pero no puedo entender cómo hay contemporáneos nuestros, intelectuales inteligentes, que cierran filas con el totalitarismo y desprecian a la gran mayoría de nacionales hartos de tanta retórica.
Me asombra el nombre "Cambios en Cuba", cuando esos tipos están apostando por el conservadurismo más recio. Me asusta la alineación de personas racionales al sistema "mesa redonda", al autoengaño y peor aún, al ataque y desprestigio de los oponentes políticos, al peor estilo republicano.
Afortunadamente los grandes, como Padura o Pablo Milanés, ya se han puesto del lado de la lógica. Esta gente castrista de crónicas randyanas ya quedarán relegados, en su momento justo, al baño de terminal de trenes de la historia.

Anónimo dijo...

Cada cual encontrará en estas páginas un objeto de placer o de discusión: los poemas de Jamila Medina, seleccionados del conjunto “Huecos de araña” premiado con el David en el pasado 2008, los cuentos “Elisa y el crimen de san Jorge”, de Michel Encinosa y “La sonrisa en el vacío”, de Ángel Santiesteban que obtuvieron, respectivamente, la Beca de creación y el Accésit en el Premio de Cuento de esta revista

Manuel Sosa dijo...

Pues sí, tuve el gusto de enviar a mi lista de correos, que incluye a HP, una lista de posts sobre el caso Santiesteban. ¿Y ni una palabra sobre la golpiza? Yo tenía entendido que cuando él fue golpeado, fue un asunto personal. Fue lamentable, de verdad. Pero aquí estábamos hablando de otra cosa. Y entonces, según HP, ¿todo es "billete"? Unos y otros tenemos motivaciones y urgencias, por así decirlo, para dar nuestras opiniones sobre el sistema de cosas en Cuba. Entiendo que estamos en campos opuestos, y recargamos la expresión casi siempre. Entonces, ¿todo esto que hacemos y decimos está marcado por el "billete"? ¡Cuánta impunidad, muchacho!

Odette Alonso dijo...

En La Gaveta oí a Celia Cruz por primera vez en mi vida, bajitico pa que los vecinos no escucharan, un mediodía de los 80 recién llegado Bladimir de Madrid, adonde además se había encontrado con Gastón Baquero y nos transmitió, anécdota a anécdota, esa fascinación, casi idéntica a la que sentía yo cuando los oía a ustedes, a Sigfredo, a Omar Mederos, hablar de música tradicional cubana, "música vieja" de la que poco o nada se oía en radio, sentados todos en una de aquellas mesitas del patio de la Casa del Joven Creador, esperando a que empezara el BarTolo, a medianoche del sábado, cuando "empieza la vida".

Roberto dijo...

No podía perderme lo que habías escrito acerca de uno de los periodistas que sigo y busco sin descanso. ¡Qué bueno que pienses así! Bladimir me parece muy lúcido y cubano hasta la médula. Lo he tenido cerca, a pocos centímetros, y tan solo me ha salido un tímido "Buenas, cómo está?". Es que me apasiona la trova y a Bladimir también. A propósito, si deseas, visítame en http://trastiendamusical.es.tl
Un abrazo, Roberto

Roberto dijo...

Olvidaba algo importante: nací en Palmira, un pueblo cercano al tuyo, ahora vivo en Santa Clara, y, al igual que tú, allí guardo mis mejores recuerdos. Su imagen me estremece.
Roberto

Diana S. dijo...

Que alegría haber sido parte del reencuentro. Los quiero muuuucho, a los dos. Me encanta esa foto.