31 mayo 2009

Llamamiento al gobierno cubano y al mundo

Este grito colectivo, al que se ha unido la inmensa mayoría de la blogsfera cubana, reclama para todos nuestros compatriotas los derechos que le han sido arrebatados en medio siglo de dictadura.

Queremos una Cuba sin discriminaciones. Pedimos un país donde nadie sea encarcelado por decir lo que piensa. Reclamamos una patria de la que podamos entrar y salir con la libertad que nos confiere el haber nacido en ella. Exigimos el libre acceso a Internet de todos los cubanos que viven dentro de la Isla.

Queremos una Cuba con todos y para el bien de todos.

¡Yo te quiero libre!

Enlaces anticubanos

Si hay una cosa en la que el gobierno de Cuba es eficaz, es en sus acciones represivas. Su incapacidad para gerenciar al país es indirectamente proporcional a su efectividad para oprimir a su gente. Aún hay miles y miles de cubanos damnificados que no han recibido la más mínima ayuda desde aquellos ciclones que pasaron sobre la isla en fila india. Pero si a uno solo de ellos se le ocurre levantar la voz para decirlo, recibe en el acto una respuesta contundente de algún represor.

Muchos cubanos, dentro y fuera de la isla, han tejido una red en la blogsfera para denunciar los desmanes del fidelismo. Poco a poco, sus voces han logrado abrirse paso ante la engañifa del discurso oficial, que habla sin cesar de un país que no existe y que busca una culpa ajena para cada uno de los errores que lo han llevado a la insolvencia.

La más reciente maniobra de la dictadura se lleva a cabo justamente en la bogsfera. A dos o tres bocinas incondicionales (cada vez son menos los que se prestan para esas jugarretas) se les ha habilitado un acceso libre a Internet (algo de lo que están privados la inmensa mayoría de sus compatriotas) para que administren un blog. La idea es que en esos espacios se calquen los mensajes clave de la dictadura y se lacen improperios contra los que se oponen a ella.

Si tenemos en cuenta que Cuba es el país del hemisferio con menos acceso a Internet (Ramiro Valdés define a la red de redes como un “potro salvaje”, como un “arma de exterminio global”), es obvio que esos blogs no están ideados para el consumo interno sino para crear la ilusión virtual de que también existen cubanos que apoyan al régimen desde sus bitácoras.

Deambulando por Facebook (una de las redes sociales que está terminantemente prohibida en la Isla), encontré esta frase de Julio Antonio Mella: “Lo principal son hombres, es decir, seres que actúen con su propio pensamiento y en virtud de su propio raciocinio, no por el raciocinio del pensamiento ajeno. Seres pensantes, no seres conducidos”.

Acopio aquí algunos de esos enlaces anticubanos para que les echen un ojo a sus contenidos. Como podrán ver, todo parece indicar que el único bastión invencible de la revolución, sus órganos represivos, también se ha empezado a resquebrajar. No puede ser que su respuesta a la blosgfera, por más rápida que fuera, acabara siendo tan poco imaginativa.

Enlaces anticubanos

(La fallida respuesta rápida del régimen

a la blogsfera insurgente)

http://cambiosencuba.blogspot.com/

http://www.la-isla-desconocida.blogspot.com/

http://lapolillacubana.nireblog.com/

http://bloguerosrevolucion.ning.com/

http://yohandry.wordpress.com/

http://islamiacu.blogspot.com/

http://cubacoraje.blogspot.com/

29 mayo 2009

El Rey de la Tonada Carvajal

Luis Gómez improvisa y canta en Radio Ciudad del Mar. A su lado, el locutor Fabio Bosch (hijo).

Vi a Luis Gómez, el Rey de la Tonada Carvajal, una sola vez en mi vida. Fue en los estudios de grabaciones Eusebio Delfín, de Cienfuegos. Gracias al trovador Lázaro García, Lenay Blasón y yo pudimos tener una larga conversación con el poeta de Cumanayagua. Corría el último año del siglo XX y por la Perla del Sur acababa de pasar una tormenta devastadora.

En poco más de cuatro horas nos contó casi toda su vida y no paró de improvisar. Sólo se detenía para tomarse un buche de café y para ver si veía algo a través del escote de Lenay. Todas las palabras que los campesinos de mi pueblo usan en su vida cotidiana, tenían rima en la cabeza de aquel hombre que decía las cosas más alegres con la mirada más triste.

Gracias a ese día y a la inspiración de Luis, encontré el final de mi libro de cuentos Caña quemada. Unos meses antes la dirección de los Ferrocarriles de Cuba había decidido demoler el ramal Cumanayagua, una vía férrea que nacía en el Paradero de Camarones y llegaba hasta el pie del Escambray. Yo puse el pie forzado y el poeta sólo tuvo que cerrar los ojos:

“Ya le arrancaron la vía

a nuestro pueblo adorado,

que era el transporte atrasado

que en otro tiempo tenía.

Sufre la melancolía

que muchos ojos no ven

y mi pueblo en su vaivén,

que tanto quiero y admiro,

en el puente del Guajiro

está esperando el tren”.

28 mayo 2009

Corrigiendo a Enrique Ubieta

En su recién estrenado blog La Isla Desconocida, Enrique Ubieta reanuda la pelea de la oficialidad cubana contra Ángel Santiesteban. En “Los dos ángeles”, el periodista insiste en esa vieja manía de Fidel Castro de no admitir que sus adversarios tengan dignidad ni virtudes.
Para Ubieta, como para todos los que siguen ciegamente al octogenario líder, los opositores al régimen, sean quienes sean, son gusanos, mercenarios, cambia casacas y todos esos insultos prefabricados para consignas, editoriales y discursos. Pero la razón de este post no es el contenido del suyo sino una pequeña corrección.
Acabo de dejar el siguiente comentario en “Los dos ángeles”. Convencido de que el administrador de La Isla Desconocida no lo subirá, lo reproduzco aquí:

Ubieta:
Lo que has escrito sobre Ángel no amerita comentario alguno. Y no me refiero al valor del texto sino al tuyo. Sólo quisiera pedirte que hagas un mínimo cambio. Quita las comillas donde sugieres que Ángel Santiesteban y yo somos amigos íntimos. Puedes afirmarlo. Nos queremos mucho, muchísimo. Él y Mario García Haya son los dos hermanos que nunca tuve.
(Es muy probable que no sepas qué es eso, sé que para cualquier ser humano y hasta para una mascota ─pienso en los perros, por ejemplo─ sería extremadamente difícil apreciarte.)
Ahora, capaz que yo entendí mal y con las comillas estás sugiriendo que Ángel y yo somos maricones. De ser así, por favor, házmelo saber, porque entonces las comillas si están bien puestas y este comentario no tendría que estar dirigido a ti, sino a Miguel Barnet, el presidente de la UNEAC, que tanto ha cacareado que en Cuba ya no se persigue ni discrimina a los homosexuales, y a Mariela Castro Espín, patrona de los gays en la Isla.
Una cosa más. Si puedes, por favor, pon un link sobre la línea mía que citas para que quien lea tu post pueda leer también el texto mío al que te refieres. Yo he hecho lo mismo con el tuyo. Esa es una de las grandes virtudes que tiene la red de redes, que permite múltiples lecturas y diferentes visiones de un mismo tema.
Ya que eres uno de los poquísimos cubanos que tiene libre acceso a Internet, aprovecha las ventajas que eso te da.
Posdatas
I.
Para los que no saben quién es Enrique Ubieta, transcribo la síntesis biográfica que él mismo ha puesto en su blog: Escritor y periodista. Es autor de los libros Ensayos de identidad (1993), De la historia, los mitos y los hombres (1999), La utopía rearmada (2002) y Venezuela rebelde (2006). Fundó y dirigió la revista Contracorriente (1995-2004). Actualmente dirige La Calle del Medio, publicación de opinión y debate.
A esto yo agregaría que Ubieta pertenece a la banda de los talibanes. El término, acuñado por los escritores e intelectuales que dirigen la cultura cubana dentro de Cuba, se aplica a un reducido grupo de periodistas que le siguen la corriente a Fidel de manera feroz, poniendo todo su “pensamiento” (ahora si son válidas las comillas, Enrique) al servicio del discurso oficial.
II.
Revisando el título de este post, recordé que en el Paradero de Camarones el verbo corregir sólo se usa para ir al excusado a soltar toda la mierda que uno lleva por dentro.

27 mayo 2009

El lado nublado de mi Poljot

El día que conocí a Claudio me hice un nudo con los brazos. Quería esconder lo más que se pudiera el Poljot de cuerda y lleno de niebla (el agua acumulada en el interior de su esfera nunca me dejaba ver las manecillas). Claudio llevaba un Seiko digital con calculadora. Presumir eso en la Manicaragua de principios de los ochenta, equivaldría a montar un BMW del año en La Habana de hoy.

Claudio era el hijo de Sergio Corrieri y fue mi compañero en el IPUEC Mártires del Escambray, en Sabana del Moro. Gracias a su amistad, tuve el privilegio de conocer de cerca a Gilda Hernández, una importante figura del teatro cubano que para mí, en ese entonces, era nada más que Tota, la abuela de Claudio, la que nos llenaba la barriga cada vez que nos escapábamos para La Macagua (la sede del Grupo de Teatro Escambray).

Mientras mi padre y el padre de Claudio organizaban la próxima pesquería en el lago Hanabanilla, Claudio y yo veíamos unas películas que él había traído de La Habana y que siempre empezaban con un cartel en letras amarillas: Omnivideo Corporation. Así fue cómo conocí a los héroes prohibidos (Rambo, Superman y Rocky) y por fin vi a John Travolta y a Olivia Newton-John en movimiento (hasta ese entonces eran dos figuras inertes en el pecho del pulóver de moda).

No sé qué ha sido de Claudio. Lo recuerdo con mucho cariño y, hasta el día en que nos perdimos de vista, fue un tipo sencillo y noble, que no le daba la más mínima importancia a las prebendas que disfrutaba. Él fue el primer “hijo de papá” que conocí en persona. Con él entendí aquello de que todos éramos iguales aunque algunos éramos más iguales que otros.

Pero ahora, leyendo las cartas que acaba de hacer pública Juan Juan Almeida, el hijo del Comandante de la Revolución, vuelvo a caer en la duda. Es como si tratara de entender lo que está pasando a través del lado nublado de mi viejo Poljot de cuerda.

26 mayo 2009

DOCUMENTO. Intelectuales apoyan al escritor cubano Ángel Santiesteban

El domingo 17 de mayo, en el Vedado, Ángel Santiesteban, un prestigioso narrador cubano, galardonado con los más importantes premios literarios del país y del continente latinoamericano, fue provocado, amenazado y golpeado por dos desconocidos, provocándole una fracturado, heridas leves de la navaja que esgrimió uno de los agresores cuando Santiesteban intentó defenderse, y numerosos hematomas a causa de los golpes.

Todos los análisis de lo sucedido, y las declaraciones del propio Santiesteban, apuntan a que se trata de un mecanismo ya típico en la historia de las represiones en la isla contra aquellos que intentan hacer uso de sus derechos ciudadanos esgrimiendo un pensamiento distinto al pensamiento oficial. A pesar de que la amenaza se cierne sobre él, Ángel Santiesteban dice que está dispuesto a asumir todos los riesgos: primero decidió crear su blog, decir su opinión, y eso le costó que las autoridades culturales, en gesto que debía avergonzarles, le retiraron el correo electrónico con el cual enviaba sus escritos a la persona que puso en internet su blog “Los hijos que nadie quiso”, luego de que esas mismas autoridades le dijeran a Santiesteban que “lamentablemente no tenemos la estructura necesaria para que puedas tener tu blog acá”. Poco después, cuando apenas habían sido colgados tres o cuatro escritos, llegó la citación oficial para que acudiera a una oficina policial donde se le “aconsejó” pensar bien en lo que estaba haciendo y diciendo. Y de pronto, ante su tozudez y la fuerza de denuncia de sus escritos, viene la agresión, en una escena repetida cientos de veces en los últimos 50 años.

Contra esos métodos que intentan coartar las libertades de expresión y contra la posibilidad de que estos actos puedan seguirse repitiendo en un momento en que Cuba necesita abrirse al diálogo y a la aportación de todos los cubanos, estén donde estén y sean cuales sean sus posiciones políticas, han llegado estas firmas que aquí colocamos. Es un simple gesto de dignidad, de unidad, que ojalá crezca.

Firmas:

Amir Valle, escritor, Berlín; Ladislao Aguado, escritor, Madrid; Sindo Pacheco, escritor, Miami; Luis Pérez-Simón, escritor salvadoreño, París; Odette Alonso Yodú, escritora, México D.F.; Armando de Armas, escritor, Miami; Rafael Rojas, historiador, México; Eliseo Alberto (Lichy) Diego, escritor, México; Jorge Luis Arzola, escritor, Köln-Alemania; Michi Strausfeld, editora, Berlín; Carlos Alberto Montaner, escritor, Madrid.; Jorge Ferrer, escritor, Barcelona; Madeline Cámara, escritora y crítica, Riverview, Florida; José (Pepe) Triana, escritor, París; Jorge Luis Arcos, escritor, Madrid; José Prats Sariol, escritor, México; Rolando Sánchez Mejías, escritor, Barcelona; Emilio Ichikawa, escritor, Miami; Pío Serrano, escritor y editor, Madrid; Félix Luis Viera, escritor, México D.F.; Dean Luis Reyes, escritor y periodista, La Habana; Emilio García Montiel, escritor y profesor universitario, Veracruz; Rita Martín, escritora y profesora universitaria, Virginia; Camilo Loret de Mola, abogado, Estados Unidos; Waldo Pérez Cino, escritor, España; Katrin Hansing, academica, Estados Unidos; Gorki Águila y Ciro Díaz (Porno Para Ricardo), La Habana; Duanel Díaz Infante, escritor, Estados Unidos; Juan Cueto-Roig, escritor, Miami; José M. Fernández Pequeño, escritor, República Dominicana; Raúl Tápanes López, escritor, Santiago de Chile; Antonio Álvarez Gil, escritor, Estocolmo; Jorge Enrique Lage, escritor, La Habana; Ernesto Ortiz, escritor, España; Armando Añel, escritor, Miami; Sonia Díaz Corrales, escritora, Islas Canarias; Elvira Rodríguez Puerto, escritora, Munich; Abel Germán Díaz Castro, escritor y periodista, España; Carlos A. Aguilera, escritor, España; Manuel Gayol Mecías, escritor, California; Héctor García Quintana, escritor, España; Yomar González, escritor, Barcelona; Pedro Marquéz de Armas, escritor, Portugal; Manuel Sosa, escritor, Atlanta; Ricardo Bada, escritor español, Köln-Alemania; Jorge Alberto Aguiar Díaz, escritor, La Habana-Madrid; Enrique del Risco (Enrisco), escritor, West New Cork; Carmen Duarte, escritora y periodista, Miami; Milena Rodríguez, escritora, Granada; Rafael E. Saumell, escritor y profesor universitario, Estados Unidos; Karla Suárez, escritora, París; Manuel Vázquez Portal, escritor, Miami; Odalys Curbelo, periodista, Miami; Juan Antonio Sánchez, editor y periodista, Miami; Laszlo Erdelyi, Editor, El País Cultural de Montevideo; Armando Valdés Zamora, escritor, París; Jorge Salcedo, escritor, Boston; Joaquín Badajoz, escritor y académico, Miami; César Reynel Aguilera, escritor, Montreal; Bernardo Marqués Ravelo, escritor y periodista, Miami; Luis González Ruisánchez, escritor, Santo Domingo, República Dominicana; Camilo Venegas, escritor, Santo Domingo, República Dominicana; Margarita García Alonso, Francia; Alberto Lauro, escritor, Madrid; José Miguel Sánchez (Yoss), escritor, La Habana; Alina Brouwer, pianista y compositora, Miami; Verónica Cervera, editora, Miami; José Antonio Nicolás Zorrilla, músico y escritor, España; Fabienne Viala, Profesora de Literatura Comparada, París; Juan-Sí González, artista plástico, Ohio; Heriberto Hernández Medina, escritor, Florida, Estados Unidos; Carmen Karin Aldrey, artista y escritora cubana, Estados Unidos; Amaury Cabrera Reyes, escritor, Zaragoza, España; Javier de Castromori, escritor, París-Almería; Santiago Méndez Alpízar, escritor, Madrid; María Aurora López, profesora, Chile; Eduardo Parra Ramírez, escritor mexicano, México D.F.; Leonel Antonio de la Cuesta, historiador, Miami; Juan (PolO) Avilés Castaigne, caricaturista, Estados Unidos; René Serrano López, abogado; William Navarrete, escritor, París; Juan Antonio Blanco, historiador y politólogo, Canadá; Garrincha, humorista, Miami; Yanis Lobaina González, escritora, productora, La Habana; Claudia Cadelo de Nevi, Blog Octavo Cerco, La Habana; Ernesto Antonio Rodríguez, escritor, Miami; José Andrés Matos Alonso (JAMA), artista; Walter Lingán, escritor peruano, Köln-Alemania; Raúl Ernesto Colón Rodríguez, editor y traductor, Montreal; Luis Agüero, escritor, Miami; Joel Rojas, artista plástico, Miami; Roberto Jiménez, escritor, Miami; Reinaldo Hernández Soto, escritor, Carolina del Norte; Boris Larramendi, músico, Madrid; Juan Carlos Recio, escritor, Estados Unidos; Ernesto Menéndez-Conde, New York; Amaury Suárez, España; Jaime Gonzalo Cordero, filólogo, España; Manny López, galerista, Miami; José Alberto Álvarez Bravo, periodista independiente, La Habana; Elena María Castro Expósito, escritora, Madrid; Olga Lastra, especialista en sistemas de computación, Florida; Yodel Pérez Pulido, Blog Completo Camagüey, Cuba; Lázaro Tirador Blanco, periodista independiente y escritor, Miami; Carlos Martínez Rentería, editor; Pablo de Cuba de Soria, escritor; María Benjumea, España; Omar Mederos, México; Laura García Freyre, académica; Niurka Palomino, Miami; Leyser Martínez, Miami; Jesús Reyna Carvajal, Estocolmo; Danilo Delgado, Miami; Evidio Reyes, médico, Nebraska; Maité Díaz González, Francia; Liena Díaz Abreus, Dentista, San Francisco, California; Frank A. Caner, Miami; Carlos Vanegas Cassiani, Blogger de Colombia; Jehan Sandra Salem Bidondo, Kiev-Ucrania; Rogelio Marrero Cano, historiador; Elvis Lamoru, compositor, Miami; Rossie Inguanzo, Miami; Ernesto Lozano, artista plástico; Arcadio Ruiz Castellano, pintor; Ramon Colás, Fundador de las Bibliotecas Independientes en Cuba; Alen Lauzán, artista gráfico; David Martínez Beltrán, México; Olga Flora, lectora del blog “Los hijos que nadie quiso”; Jaime Gonzalo Cordero, escritor, España; Diusmel Machado, escritor, La Habana; Wichy García, teatrista, México.

25 mayo 2009

Respuesta a un email de Amparo Arango Echeverri

Hoy en la mañana recibí un email de Amparo Arango Echeverri, Coordinadora de la Unidad Técnica de Apoyo a la Comisión Nacional para la Sociedad de la Información (CNSIC). En su mensaje, la funcionaria del gobierno dominicano advierte que “desde hace unos días los usuarios cubanos de MSN (hoy Windows Live Messenger) no pueden conectarse al servicio”.

Un párrafo más abajo, Arango Echeverri agrega que “luego de buscar un poco de información hemos dado con la desagradable noticia: Microsoft ha bloqueado el acceso a usuarios de todos los países embargados por Estados Unidos. Además de Cuba, también Siria, Irán, Sudán y Corea del Norte quedan excluidos o bloqueados de Windows Live Messenger”, dice Amparo.

Sobre su mismo texto, le envié una respuesta que reproduzco íntegra en El Fogonero:

Estimada Amparo:

Los usuarios de MSN de Cuba no podían usar el chat mucho antes de que Microsoft bloqueara a su país, porque el gobierno de Fidel Castro se los impedía. Si trabajas en el Instituto Dominicano de Telecomunicaciones (INDOTEL), debes saber que los cubanos tienen prohibido el libre acceso a Internet y que ni siquiera en los hoteles, donde se ofrece ese servicio a los turistas, les es permitido conectarse.

Esa terrible discriminación trata de impedir que los cubanos mantengan comunicación con sus familiares y amigos en el extranjero y, sobre todo, que reciban información fuera de los medios oficiales del gobierno de la isla.

Estoy de acuerdo contigo en que Microsoft comete un error al bloquear a los usuarios de esas naciones, sobre todo porque los está privando de uno de los pocos espacios de libertad que podrían tener.

Saludos cordiales,

Camilo Venegas

Los guarapitos

Su título nominal era Auxiliar de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), pero todos le decían “guarapitos”. Ocupaban la segunda línea de fuego en la ofensiva de la chivatería, después de los Comité de Defensa de la Revolución (CDR). Vestían de verde olivo, sin charreteras ni distintivos, y estaban coronados por una gorrita cuyas costuras siempre cedían en el borde de la visera.

Por lo regular estaban armados con viejos arcabuces, aunque algunos llevaban pistolas del viejo oeste y otros ejercían a mano pelá, como los pitcher en el cuadro de pelota del Paradero de Camarones. En mi pueblo, que subsistía del robo de azúcar en los trenes y de huevos en las polleras, los guarapitos eran blanco de ingeniosas venganzas llevadas a cabo por las víctimas de sus denuncias.

Mi tío Aramís González, que se alzó en el Escambray con Eloy Gutiérrez Menoyo y que desde el mismo 1959 apareció en todas las listas de desafectos, fue a parar a una granja por culpa de un chivatazo de un guarapito. La madrugada en que regresó al pueblo, su delator formaba parte de la pareja que hacía guardia en las cuatro esquinas.

Al ver a Aramís, el otro guarapito se puso de pie y lo alcanzó con apenas cuatro zancadas. Cuando pasó junto a él la quijada le temblaba, pero aún así pudo articular una palabra:

¡Ajustícialo!

Contigo aprendí

Muchas veces al día tropiezo con algo, oigo algo o veo algo que quisiera compartir con Bladimir Zamora. Acabo de leer un texto donde se me echa en cara mi deuda con La Gaceta de Cuba y con La Gaveta de Monserrate, el pequeño habitáculo de uno de los seres más exageradamente cubanos que he conocido.

Le agradezco a Jorge Ángel Hernández ese recordatorio (el resto de lo que escribe en “El síndrome de ¡Jum!”, lo dejo a cuenta y riesgo de los que se aventuren a leerlo, júzguenlo por ustedes mismos). De mis años en La Gaceta he escrito muchos testimonios, pero nunca serán suficientes para agradecerle a Norberto Codina, Arturo Arango, Omar Valiño y Roger Sospedra todo lo que convivimos y (re)creamos.

Sobre Bladi también he escrito bastante, pero mi deuda con él luce cada vez más impagable. En el entorno de La Gaveta conocí de cerca a los más ilustres cubanos y las claves que mejor tocan las múltiples identidades de nuestra Isla. Cada suceso dentro de aquellos pocos metros cuadrados era una lección. Todo lo que se hablara, oyera o hiciera en aquel espacio mínimo, tenía a Cuba de trasfondo.

Contigo aprendí, Bladimir Zamora, a ser cubano de la manera más noble posible, y si algo me alegra el día, es que me recuerden ese compromiso. Hoy a las seis de la tarde, cuando llegue a mi casa, haré que Bartolo empiece a cantar y me serviré un largo trago de ron para celebrar nuestro cariño. Haz tú lo mismo.

El abrazo lo dejo para el día en que nos reencontremos, ya sea en Montecristi, en La Habana Vieja, en el Paradero de Camarones o en Cauto del Paso. Donde quiera que sea, plantaremos un dominó y gritaremos lo más alto que se pueda aquello que siempre soltábamos por el balcón de La Gaveta: “¡Viva Cuba Libre, carajo!”.

24 mayo 2009

Dice un proverbio chino

Deng Xiao Ping tenía 84 años y estaba prácticamente sordo cuando ordenó la matanza de Tiananmen. Ya se había retirado, pero aún conservaba todos los hilos del poder en sus manos. Esa postrera orden, dejó sin aliento al futuro democrático de China, que sigue siendo hasta hoy un país inconcebiblemente represivo, a pesar de su gran pujanza económica y de su protagonismo global.

Fidel Castro tiene casi la misma edad que tenía Den Xiao Ping cuando dio la orden de abrir fuego en Tiananmen. Como el líder chino, el cubano está retirado, pero mantiene un control absoluto de la Isla. Sólo hay una diferencia. Mientras China supo instaurar un régimen pragmático, que ya ha sacado de la miseria a centenares de millones de chino, Cuba cada día tiene menos relevancia mundial y los cubanos son cada vez más miserables.

Uno de los últimos disparates que emprendió Fidel Castro estando aún en el poder, la “revolución energética”, está a punto de llevar a la Isla a un nuevo colapso. Más allá de la enorme agresión al medio ambiente que suponen los “grupos electrógenos”, empieza a ser inviable. Si los apagones se suman a las ya insoportables carencias y al calor del verano, puede que el viejo enfermo se vea obligado a dar la orden de abrir fuego.

Dice Andrés Calamaro que, según un proverbio chino, un problema que no tiene solución ya no es un problema. Esperemos la respuesta que con toda seguridad Fidel le dará a eso.

23 mayo 2009

Café con leche y pan con mantequilla

Hay incontables maneras de desayunar, pero la más cubana de todas es café con leche y pan con mantequilla. Hoy me fui al balcón con un ejemplar de El País, una taza casi desbordada y un plato con dos tostadas acabadas de hacer. Después de un diluvio que duró casi una semana, por fin había salido el sol. Una hermosa mañana de sábado para desayunar con calma.
Empecé por la columna de Juan José Millás, quien descubrió, después de un “arrebato místico”, que “el sentido de la vida del hombre era la producción de caca”. Luego fui a dar a la crónica de la 15ª corrida de la Feria de San Isidro, donde José Antonio Morante citó a un toro en el centro del rudo para ejecutar cuatro verónicas. Al final, cuenta Antonio Lorca, “la vuelta, con una oreja en la mano, fue apoteósica”.
Trataba de seguir hojeando El País en dirección contraria cuando me puse a pensar en el café con leche y el pan con mantequilla. Creo que un artículo de Mauricio Vicent, donde varias fuentes advierten que la crisis en Cuba es cada vez más honda e insalvable, tuvo la culpa.
Dicen que Alberto Yarini, el más célebre proxeneta que ha tenido la Isla, acababa de desayunarse un café con leche y un pan con mantequilla cuando le entraron a tiros. ¿Cuántos millones de cubanos no podrán darse ese “lujo” hoy? ¿Cómo se salva una tradición cultural si uno de sus patrimonios más cotidianos y humildes es prohibitivo para la inmensa mayoría?
Justo eso me preguntaba cuando tuve que salir corriendo para el inodoro a darle la razón a Juan José Millás.

22 mayo 2009

Las ruinas inmóviles

Cuba fue el séptimo país en el mundo y el primero de iberoamérica que tuvo ferrocarril. El 19 de noviembre de 1837, a las ocho de la mañana en punto y debajo de un torrencial aguacero, los habaneros se estrenaron en el arte de decir adiós desde los andenes, despidiendo a los 70 pasajeros que hicieron el viaje inaugural hasta Bejucal y San Felipe. El segundo viaje partió ese mismo día a las dos de la tarde. Dicen que aún estaba cayendo un diluvio.
Hoy, 172 años después, por Línea Sur apenas circula un tren interdiario. El tramo más viejo de los Ferrocarrilles de Cuba, como el resto de los ramales, padece de una depauperación que muchos creen irrecuperable. A mediados de la década del 70, en la inauguración de uno de los tramos del nuevo trazado de la Línea Central, Fidel Castro prometió trenes de alta velocidad y un desarrollo indetenible de la red ferroviaria cubana.
Esa promesa, como casi todas las que hizo el Comandante en Jefe, fue incumplida. Recientemente el Ministro de Transporte admitió que los Ferrocarriles de Cuba estaban a punto de colapsar y que la gran mayoría de las vías actuales no permitían velocidades superiores a la del viaje inaugural: 15 km/h. La única solución viable parece tenerla Eusebio Leal, el celebérrimo historiador de La Habana.
De un tiempo a esta parte, algunos de los espacios que han dejado vacíos los edificios al derrumbarse, han sido “rellenados” con viejas locomotoras de vapor. Máquinas descontinuadas para un país que no se mueve. No puede haber una metáfora más eficaz. Nada resume mejor ese viaje hacia atrás que ha hecho Cuba en los últimos 50 años. La próxima estación queda en el siglo XVIII.

M. H. Lagarde, ¿podrías hacernos un favor?

Yo no sé cómo M. H. Lagarde se las ingenia para que algunos “colaboradores” de su blog le faciliten fotos de cada paso que da Yoani Sánchez dentro de la geografía nacional. Lagarde, que es uno de los poquísimos cubanos que se ha atrevido a prestar su nombre, así, a lo descarao, para defender a la dictadura fuera de los medios oficiales, tuvo al menos el pudor de titular su bitácora con una frase subversiva: Cambios en Cuba (pongo el link para que lo vean con sus propios ojos y luego nadie les haga el cuento).
Creo que a M. H. Lagarde lo vi una sola vez, en medio de una larga cola del Festival de Cine de La Habana. Yo no sabía quién era, pero un amigo mío (que ahora ocupa un importante cargo en la dirección de la cultura cubana) tuvo el gusto de presentármelo: “es un hijo de puta, un chivato, un sapingo, un singao y un mediocre”.
Como pueden leer, su blog Cambios en Cuba habla peor de él que mi amigo. Pero este post no es para definir a Lagarde sino para pedirle un favor. Como los “colaboradores” de su blog están tan atentos a todo lo que pasa a su alrededor y, curiosamente, siempre tienen una cámara a mano, es probable que consigan alguna que otra imagen de la agresión al escritor Ángel Santiesteban.
Resulta sospechoso que Lagarde, que había seguido con tanto ahínco el caso de Angelito, haya hecho un silencio absoluto después de la golpiza. Asere, aunque tú des la primicia en Cambios en Cuba, consigue las fotos y nosotros nos encargamos de hacerlas circular.

21 mayo 2009

20 de mayo

El 20 de mayo de 1902 (según algunos libros de historia, sólo algunos) es el día que en nació una república que murió 57 años después, el 1 de enero de 1959. Esas dos fechas demarcan el único periodo de tiempo en que los cubanos pudieron, de verdad, erigir una nación próspera. Las ruinas que pululan por las ciudades y los campos de la Isla, dándole al país una apariencia pompeyana, dan fe de ello.

Siempre se ha dicho que al final es el sentido del humor el que salva a los cubanos. Esta caricatura, donde ondean las banderas de todas las metrópolis que han colonizado a Cuba, es una de las maneras más honestas que he encontrado para que la rabia y la vergüenza sean por lo menos divertidas.

Esa boca no es de ellos

Decidí esperar un poco para darles el beneficio de la mala conexión. Pero no, no ha llegado ni un email. Ninguno de los intelectuales y escritores cubanos que viven dentro de la Isla, y que saltaron enardecidos cuando reapareció el fantasma de Papito Serguera, ha dicho ni esta boca es mía. Todo indica que la golpiza sufrida por Ángel Santiesteban les parece mucho más común y tolerable que el rostro de un sensor en la televisión.
Recuerdo que por los días en que fue apresado Raúl Rivero, un amigo común me envió un email desde La Habana ofreciéndome un sinnúmero de razones por las que el autor de Papel de hombre no merecía la solidaridad de sus colegas. “Yo no voy a quemarme por ese singao”, decía. Dos líneas más abajo, me advertía que Abel Prieto estaba en “baja” y había que apoyarlo, porque “si lo quitan nos jodemos todos”.
Hasta donde recuerdo, Ángel Santiesteban y ese amigo mío eran también muy cercanos. A pesar de que Angelito es abstemio, brindaron con rones añejos y compartiendo noches de abrazos y clara complicidad. Sin embargo, todo parece indicar que Santiesteban tampoco amerita ni que él se queme, ni que el eufórico coro que saltó contra Papito le ofrezca al menos una frase solidaria.
Con toda seguridad ya tienen una lista de excusas por las que Ángel no merece su apoyo. Capaz que Abel esté en peligro de nuevo y teman el nombramiento de un nuevo ministro que los prive de las pocas prebendas que han conseguido en las dos últimas décadas. No, ninguno ha saltado. Esa boca no es de ellos.

20 mayo 2009

La voz de la amante de Mario Benedetti

He tenido cierta suerte para hacerme de libros que, en algún momento, tuvieron dueños ilustres. Por las casualidades más increíbles o por los absurdos menos pensados, en mis manos han ido a parar volúmenes que antes fueron de José Lezama Lima, Gastón Baquero o Julio Cortázar. Un libro muy viejo y casi deshecho, por el uso y una entrada del mar, fue el encuentro más cercano que tuve con Mario Benedetti.

A finales de los años noventa dirigí la Editorial Casa de las Américas. Heredé una oficina que antes había sido de Eduardo Heras León y que tenía un librero inmenso. A pesar de la enorme tentación que me provocaban todos aquellos libros, no toqué nada hasta que Eduardo pasó por sus cosas. Cuando me fue a dar el abrazo de despedida, me di cuenta de que todo lo que se llevaba le cabía en las manos.

Una vez solo, me encerré todo un día a explorar aquellos pocos metros cuadrados, donde había cosas acumuladas desde los tiempos en que Ezequiel Martínez Estrada, Manuel Galich, Camila Henríquez Ureña y Mario Benedetti trabajaron en la Casa. En la portada de un poemario de José Ángel Buesa, sesgada como una etiqueta de Johnnie Walker, estaba la firma de su propietario: Mario Benedetti.

El libro tenía anotaciones por todas partes. Algunas se referían a los versos de Buesa y otras a ideas del propio Benedetti. En los márgenes de “Canción del amor prohibido” había un teléfono. Empezaba con 32, de manera que era de El Vedado. Muchas veces estuve tentado a llamar hasta que por fin un día no pude más y lo hice. Del otro lado respondió la voz de una mujer. Yo no dije una palabra, pero ella creyó que no oía nada por el alto volumen que tenía la radio en su casa.

─Yamilé, mijita, baja ese radio que no oigo nada ─dijo con una voz muy dulce─ Oigo, oigo, oigo… Coño, ¿quién será el comemierda que tiene tantas ganas de joder a esta hora?

No sé si era ella la que respondía el teléfono cuando Benedetti llamaba. Tampoco sé si mereció el verso que había anotado junto al número: “y hay mulatas en todos los puntos cardinales”. Nunca me atreví a averiguar nada más, preferí quedarme con la duda de que aquella voz podía haber sido la de una amante habanera de Mario Benedetti.

19 mayo 2009

Una mano solidaria para Ángel Santiesteban

Dos esbirros de la tiranía de Fidel Castro interceptaron al escritor cubano Ángel Santiesteban en plena calle, en La Habana, y le propinaron una paliza. Un brazo fracturado, un corte de navaja y múltiples hematomas en el resto del cuerpo son las consecuencias. Uno de los agresores, al acercársele, le dijo la razón del ataque: los textos que Ángel publica en Cubaencuentro.

Por estos días Santiesteban ha sido víctima de otros ataques (menos dolorosos, pero igual de burdos) de algunos colegas suyos que apoyan al régimen a cambio de unas pocas prebendas y algún que otro viaje al extranjero (los chivatos de Batista cobraban $33.33. Sacando la cuenta de todas las devaluaciones, estos obtienen más o menos lo mismo). Entre estos segundos agresores han llevado la voz cantante Ernesto Pérez Chang, M. H. Lagarde y Jorge Ángel Hernández.

Ángel Satientesban, que es uno de los narradores cubanos más premiados y reconocidos de su generación, ha visitado varias veces a República Dominicana (como invitado a la Feria Internacional del Libro y como jurado en importantes concursos). Aquí ha hecho amistad con muchos escritores y gestores culturales. Todos ellos tienen una excelente oportunidad para enviarle un abrazo solidario a Santiesteban.

Mañana, en FUNGLODE, a las 7 de la noche, el presidente del Instituto Cubano del Libro, Iroel Sánchez, ofrecerá una conferencia sobre el libro cubano. Iroel ni es escritor ni es intelectual, es apenas un cuadro político-policial con conocimientos muy básicos de literatura cubana; pero supongo que su intelecto le alcanzará para ofrecer detalles esclarecedores sobre lo sucedido al autor de Los hijos que nadie quiso. Por favor, pregúntenle.

Una dominicana que ha perpetrado la poesía con menos eficacia y talento que la chivatería para la dictadura cubana, ahora dirige una campaña sucia contra Ángel Santiesteban. Se trata de la misma persona que se encargó de orquestar el acto de repudio, con huevos y piedras, contra Zoé Valdés en la Feria del Libro de Santo Domingo.

Pero frente a casos tan penosos como ese, está la amistad y la solidaridad a prueba de tiranos que los cubanos y los dominicanos hemos mantenido durante siglos. En todo ese tiempo, fuera quien fuera el oprimido, siempre estuvo la mano y el cariño del otro para lo que hiciera falta. Pido eso hoy para Ángel Santiesteban, quien acaba de ser molido a palos por haber admitido en voz alta que vive en un país que nadie quiso.

17 mayo 2009

Andrés incompleto

Todo el fin de semana ha estado sonando Andrés. Obras incompletas, recortadas, copiadas y pegadas para armar casi cuatro horas de imágenes paganas, de vértigo y genialidad. En Calle 54, Fernando Trueba admite que no conoce un mejor remedio contra la melancolía que el sonido del saxo de Paquito D’Rivera. Por esa frase revisé el contador de reproducciones de mi iPod.

Es probable que, cada vez que sonó Paquito, yo estuviera tratando de salirle al paso a la melancolía. Ahora no puedo asegurarlo, aunque estoy sí estoy convencido de que para casi todo lo demás, existen las canciones de Andrés Calamaro. Ellos dos son los que más han sonado en los últimos meses y le llevan una ventaja considerable a los que siguen.

Imágenes paganas y Antihéroes son dos DVDs de los que no podré desprenderme en un buen tiempo. “Qué otras cosas pueden comprarse con 50 euros? ─le preguntó Andrés al público cuando anunció el precio del nuevo paquete de obras que, por cierto, fue presentado por Fernando Trueba. Yo no lo sé, ni me importa. A estas alturas del domingo ya recuperé la inversión y estoy teniendo ganancias.

15 mayo 2009

Oda a la guarandinga

A finales de la década del 70 estuve becado en la escuela secundaria de El Nicho, uno de los puntos más intrincados del Escambray cienfueguero. Sólo había dos maneras de llegar hasta allí: en barco, a través del lago Hanabanilla, o en una guarandiga que trepaba por la loma de Los Músicos con un paso tan lento como el del mulo de Lezama por el abismo.
Éramos alrededor de 400 alumnos que permanecíamos cercados por las montañas y el lago. Vivíamos dentro de unas naves prefabricadas de madera y fibrocemento. No teníamos ni televisión ni radio. A diario recibíamos muy pocas señales del mundo exterior: el sonido de un avión que atravesaba el cielo por las tardes, el martilleo de los barcos que trasegaban por el lago y el ruido ensordecedor de la guarandinga.
Su interior tenía muy poca ventilación y casi siempre olía a vómito, pero nada de eso nos importó nunca; porque gracias a la guarandinga podíamos bajar a Cumanayagua y tomar el tren para el Paradero de Camarones. Desapareció sin penas ni glorias, pero aquel artefacto, armado con un Zil de Guerra y un pedazo de guagua, nos desvolvía una felicidad incalculable cuando desataba sus estruendos y se lanzaba loma abajo.

13 mayo 2009

Trapitos sucios

Casi todos los escritores cubanos que han decidido decir lo que realmente piensan de la dictadura, han sido blancos de cobardes ataques. Entre las miserias perpetradas contra ellos, hay una que se repite como una constante: los trapitos sucios. Manuel Díaz Martínez, Jesús Díaz, Raúl Rivero, Jorge Luis Arcos y Ángel Santiesteban, entre muchos otros, han sido víctimas de ese juego sucio del régimen y sus comisarios.
El vehículo predilecto para cometer la fechoría, hasta ahora, ha sido La Jiribilla, un órgano donde los “talibanes” más fundamentalistas ha encontrado un servidor con una capacidad inagotable, tanto en terabytes como en infamia. En esa web volvieron a publicar recientemente unas fotos donde se ve a Jorge Luis Arcos participando en actividades de la UNEAC. Admito que, al menos en este caso, sigo sin entender el “chiste”.
Por más que he tratado de seguir su burda lógica, no logro captar la ironía. Aun así, gracias a esa lamentable publicación contra Yoyi Arcos, reconstruí en mi cabeza todos aquellos años que trabajamos puerta con puerta. Él era director de la revista Unión y yo redactor de La Gaceta de Cuba. Una vez, no recuerdo por qué razón, los equipos de La Gaceta y Unión fuimos convocados a casa de Graziella Pogolotti.
Asistimos todos: Norberto Codina, Arturo Arango, Enrique Saínz, Yoyi y yo. No olvido que llovía a cántaros y que nos bebimos al menos dos botellas de ron de contrabando. En algún momento de la conversación, donde supongo que planificábamos los próximos números de las revistas, Graziella mencionó a Fidel Castro. Desinhibido ya por los efectos de aquel alcohol mal destilado, Yoyi se puso de pie y salió al balcón.
En lugar de dirigirse a nosotros, gritó hacia la Plaza de la Revolución (que quedaba en línea recta, subiendo por la calle Paseo): “¡Fidel Castro es un asesino, Graziella, Fidel Castro es un asesino!”. Sólo pudo repetirlo dos veces, porque Norberto Codina le cayó encima y logró taparle la boca. Puestos a sacar trapitos, rescato este, cuyo recuerdo mantengo límpido.

09 mayo 2009

El largo regreso a casa

Mi padre tenía un Dodge 1500. Era amarillo. El número 8 de la flota de taxis de la base de Manicaragua. Solía pasar mis vacaciones con él, era una especie de copiloto. Cuando iban más de dos pasajeros, me sentaba a su lado, sobre un banquito que él mismo hizo con los restos de un sillón de majagua que el comején había devastado. 
Un día estábamos en la piquera del hospital y llegó un señor muy viejo con una tristeza enorme. No tenía dientes ni fuerza, pero a juzgar por su tamaño se deducía que había sido corpulento alguna vez. “¿Me puede llevar a La Felicidad?”, preguntó cabizbajo. Mi padre le dijo el precio del viaje y él asintió sin levantar la vista. Cuando llegamos a la Loma del Sijú empezó a llorar. 
A principios de los años 60, en el Escambray, una cordillera que hay en el centro de Cuba, hubo una guerra civil. Antiguos revolucionarios, terratenientes y opositores al socialismo se levantaron en armas. Fidel Castro bautizó aquel suceso como “lucha contra bandidos” y los campesinos de la zona que apoyaron a los alzados fueron reconcentrados en el extremo occidental de la isla. 
Sandino, un lugar que no existía, se convirtió en el pueblo fantasma donde vivieron su forzado destierro todas aquellas familias. A su alrededor sólo había mangle y el fin de una península donde también se acaban el golfo de México y el mar Caribe. El hombre cabizbajo venía de Sandino. Veinte años después, regresaba a su lugar en el mundo. 
Cuando llegamos le dio a mi padre un billete de 20 pesos (que en aquel entonces era muchísimo dinero) y dijo que no le devolviera nada. Hacía mucho frío y acababa de llover. Mi padre dobló en "u" y el Dodge 1500 emprendió el descenso hacia Manicaragua por aquella carretera llena de abismos. Miré hacia atrás y el hombre sin dientes seguía sin moverse. Doblado sobre sí mismo, lloraba como un niño. 
Me resultó extraño que alguien se comportara de ese modo, justo en un lugar llamado La Felicidad.

08 mayo 2009

El “planeta bolivariano” destierra al Principito

Una vez le oí decir a Roberto Fernández Retamar que ningún libro merecía ser quemado. “Ni siquiera Mein Kampf, de Adolfo Hitler”, enfatizó. Esa convicción del autor de Calibán nunca fue escuchada en Cuba, donde libros de importantes poetas de la isla fueron convertidos en pulpa antes de llegar a las librerías.
La revolución de Chávez, que ha imitado a la de Fidel en todo, ya ha comenzado a quemar libros. El Nuevo Herald publica hoy un reportaje de Casto Ocando donde se relacionan los títulos de algunos de los libros que ha sido retirados de las bibliotecas venezolanas porque “promueven los valores del capitalismo y la sociedad de consumo”.
“En el más reciente frente de lucha de la revolución bolivariana, la principal amenaza no proviene de oscuras conspiraciones urdidas por la oposición ni de curtidos mercenarios de la CIA que buscan derribar al jefe de Estado, sino de las ideas de autores tan variados como el venezolano Arturo Uslar Pietri, el francés Antoine de Saint-Exupery, el británico Alfred Hitchcock o el ex presidente de Venezuela Rómulo Betancourt”, dice Casto Ocando.
Más de 60,000 volúmenes ya han sido retirados de las bibliotecas públicas venezolanas por razones “ideológicas”. Algunos fueron convertidos en pulpa de papel y otros fueron a parar a la hoguera. En la lista de los segundos, aparece el célebre personaje de Saint-Exupery. “Sólo se conocen bien las cosas que se domestican”. Por frases como esa el Principito fue condenado al destierro en el “planeta bolivariano”.

06 mayo 2009

Los asaltantes del Hotel Hanabanilla

En las montañas del Escambray, justo en el punto donde hubo un célebre salto, ahora sólo queda un hotel con vistas a un lago artificial. Todos los que crecimos en Manicaragua, Cumanayagua y los pueblos que hay entre esos dos puntos, tenemos algún recuerdo imborrable del Hotel Hanabanilla. Yo, por ejemplo, aprendí allí dos cosas que, según mi padre, todo hombre debe saber: nadar y remar.
A principios de la década del ochenta se reiniciaron los viajes de turistas norteamericanos a Cuba y muchos de ellos preferían irse al lago Hanabanilla a pescar truchas. Ese hecho llamó la atención de tres jóvenes, más o menos de mi edad, que se sabían de memoria todas las canciones del Hit Parade y querían vivir una vida más libre: Orlando Domínguez de la Coba, Niurka Flores y Diego Lino.
Nadie sabe cómo se les ocurrió irrumpir en el Hotel y tomar a tres turistas como rehenes. Nunca se dijo de qué película aprendieron eso de poner condiciones. Pedían un vía de escape hacia Estados Unidos. Sólo eso. Pero una operación de las tropas especiales frustró su sueño y acabaron condenados a un número de años que para alguien que no ha cumplido los 20 parecen inalcanzables. Busqué sus nombres en Google y sólo Orlandito aparece.
Un reporte de Amnistía Internacional, fechado en 1991, dice que había sido golpeado en la cárcel y que estaba hospitalizado. Traté de hallarlos poniendo distintas combinaciones de palabras, pero no di con ellos. Tampoco se dice nada de aquel suceso. Al parecer nadie ha contado la historia de los asaltantes del hotel Hanabanilla. Orlandito se inyectó keroseno en las venas y perdió un brazo. Luego, ya en el exilio, murió en un absurdo accidente. De Niurka y Diego no he vuelto a saber. Orlandito, el hijo de Tubo de Escape (aquel señor de cuello y corbata que manejaba la guagua de Santa Clara), fue mi primer instructor de teatro, quien me explicó en qué consistía eso de la cuarta pared.
El Hotel Hanabanilla es un apacible lugar con vistas a un lago artificial. Cuando se le ve en las postales, parece un sitio donde nunca ha ocurrido nada. Pero en los años ochenta, mucho antes de que pasara todo lo que ha pasado, sucedió lo que acabo de contar.

P.S. A propósito de este post, Carlos Alberto Montaner me envió desde Madrid un email que reproduzco íntegro. Este es el verdadero final de la historia: Camilo, conocí a Orlando en Madrid. Efectivamente, había perdido un brazo en la cárcel. Para castigarlo, lo esposaron a los barrotes de la celda por el brazo que se salvó. En esa época, a principios de los noventa (si no recuerdo mal) componía canciones. Le pagué un video para que pudiera presentarse como compositor. No guardo copia. Murió accidentalmente. Me contaron que estaba en una fiesta, en un piso alto, y trató de sentarse en el muro. Como tenía poco control del equilibrio, se cayó y murió. Del entierro se ocuparon Gema Corredera y Pavel Urquiza, que por entonces estaban en Madrid. Todo fue muy triste. Un abrazo, CA.

Incomunicados

El gobierno de Cuba acaba de tomar una nueva medida para mantener a sus ciudadanos aún más incomunicados con el mundo exterior. Una resolución le prohíbe ahora a los cubanos residentes en la isla acceder a Internet en los hoteles, que era hasta hace poco una de las pocas vías que tenían para hacerlo.
Según una empleada del centro de negocios del Hotel Meliá Cohíba que fue contactada por Cubaencuentro, “el sistema ha cambiado. Ahora las tarjetas sólo se venden a extranjeros, porque hay que tomarles los datos del pasaporte”. Claudia Cadelo, autora del blog Octavo Cerco, confirmó también que las tarjetas de conexión “ya no las venden a los cubanos”.
En Generación Y, Yoani Sánchez acaba de anunciar una nueva herramienta de comunicación para burlar la extrema vigilancia del régimen al acceso a Internet: “Entre varios amigos hemos comenzado un diminuto servicio de información a través de SMS. Una noticia, no mencionada por los medios oficiales, es enviada a través del móvil a un grupo de personas que a su vez la reenvían a otras”, dice Yoani.
La autora de Generación Y reconoce que el alcance de ese pequeño newsletter puede ser muy reducido, teniendo en cuenta el número de cubanos que tiene acceso a la telefonía celular, pero dos párrafos más abajo, con una sola frase, justifica todos los esfuerzos y riesgos: “Ese pequeño accesorio colgado a la cadera, bien podría llegar a ser todos los periódicos que nos faltan en los estanquillos”.
En su carta a Pete Seeger, Silvio Rodríguez admite que su país es sin dudas “mejorable”. Antes, en otro texto tan poético como la misiva, había admitido que era “perfectible”. Pues bien, aquí tiene el trovador una magnifica oportunidad para hacer que las cosas empiecen a mejorar y a perfeccionarse. Si Silvio se pronunciara a favor de que todos los cubanos tengan derecho a disfrutar, como él, del libre acceso a Internet, le haría un gran bien a miles y miles de compatriotas suyos.
Ellos lo necesitan tanto como él, no ya para escribirle un candoroso email a un amigo del Norte, sino para contactar a sus seres queridos que andan desperdigados por todo el mundo y a los que no pueden ver por culpa de todas las prohibiciones al que el gobierno cubano los somete. A veces no hay que ir tan lejos para reparar un sueño, sobre todo ahora, que los relojes de la patria tienen tantos años de atraso.

05 mayo 2009

Las cartas que no llegan

Dos cartas, escritas por dos figuras muy relevantes de la música cubana, abordan las dos orillas de una tragedia: la barrera de intolerancia que demarca las aguas territoriales de su isla. La primera, enviada desde afuera hacia adentro, y la segunda, desde adentro hacia afuera, contienen ideales muy parecidos, aunque en el fondo estén escritas con intenciones muy diferentes.
El pasado 22 de abril, Willy Chirino depositó en la Sección de Intereses de Cuba en Washington una misiva dirigida a Raúl Castro. El célebre salsero, que goza de una gran popularidad dentro de Cuba, le pide al mandatario que autorice la difusión de su próximo concierto, a través de una señal satelital, en una pantalla gigante que se instalaría en el malecón de La Habana.
“Quisiera compartir mi concierto del 6 de junio que se llevará a cabo aquí, en el American Airlines Arena, con mi público de la Isla (...). El acceso al lugar debe ser sin costo alguno o restricciones para todo aquel cubano que quiera asistir”, le dice Chirino al General de Ejército, comprometiéndose, además, a correr con todos los gastos que implique ese hecho cultural.
Once días después, el 3 de mayo, Silvio Rodríguez le escribió a Pete Seeger, para anunciarle que no podrá asistir a un concierto homenaje que se le dedicó al músico norteamericano. “Traté de volver a estar contigo hoy, pero, como bien sabes, no me dejaron llegar los que no quieren que los Estados Unidos y Cuba se junten, se canten, se hablen, se entiendan”, le dice Rodríguez a Seeger.
En el siguiente párrafo, el autor de “Yo te quiero libre” asegura que “son los que piensan que el mundo se divide en poderosos y en débiles; los que sólo aprecian a los que son ricos y fuertes. Son los que no nos perdonan que aún siendo pequeños hayamos decidido vivir de pie. La realidad grita que cada vez deben ser menos estos brutos, pero de alguna forma esa minoría todavía impera y manda”. Las dos historias se parecen bastante, sólo hay una pequeña diferencia.
Silvio Rodríguez está queriendo viajar a un país que no es el suyo, mientras que Willy Chirino, consciente ya de que no le permitirán regresar a su patria, al menos pide que su obra, que es patrimonio de todos los cubanos, sea compartida con ellos en libertad. Hasta donde sé, Willy Chirino nunca ha incursionado en la política. Él simplemente ha cantado todo lo que quiere para su patria y muchas de esas tonadas se han convertido en verdaderos himnos, tanto dentro como fuera de la isla.
En los noventa, durante los años más críticos del Periodo Especial, “Ya viene llegando” alimentó tanto a los cubanos como las viandas de contrabando. Silvio Rodríguez, que es probablemente el artista más universal de la cultura cubana en los últimos 50 años, sí ha tenido la oportunidad de legislar. Fue diputado en la Parlamento y delegado a un cónclave del Partido Comunista de Cuba, al que le cantó y definió como un “congreso de lo unido”.
Sin embargo, ninguna acción suya en esas instancias estuvo encaminada a lograr que los cubanos tuvieran derecho a volver a su patria cada vez que lo quisieran. En su carta a Seeger, Rodríguez le dice que algunos “vieron un peligro en que nos encontráramos y que un simple acto de fraternidad simbolizara a dos pueblos vecinos que pueden coincidir en canciones y afectos”. Esas mismas palabras suyas sirven para definir cuan brutal y necia resulta la prohibición a Chirino, quien es, por demás, su compatriota.

(El poeta cubano Emilio García Montiel ha escrito una tercera carta que, aunque está dirigida a Silvio Rodríguez, ha hecho pública en el blog Evidencias Cubanas de Verónica Cervera. En unos pocos párrafos Emilito logra decir todo lo que hay que decir al respecto).

01 mayo 2009

Rojo Aseptil

De niño padecía de la garganta. Muchas madrugadas mi abuela Atlántida tuvo que salir corriendo conmigo, en la máquina de Pepe el Sordo, para el policlínico de San Fernando de Camarones. Yo iba tiritando de la fiebre, mi abuela rezando y Pepe el Sordo cagándose en Dios por aquella neblina infranqueable que siempre nos esperaba en La Chirigota.
Como un fantasma, el tren de caña del central Espartaco nos salía al paso y se perdía otra vez entre el humo de los cañaverales incendiados en la noche. Siempre que pienso en aquellos episodios, la boca se me llena del sabor del Rojo Aseptil. Luego, en la medida en que mi afección se fue haciendo crónica, la doctora sustituyó el remedio por uno más tajante: toques yodados. Era una fórmula que preparaban allí mismo y que me anestesiaba las amígdalas por horas.
La última vez que fui a la estación de Camarones, en el botiquín de mi madre todavía sobrevivían un pomito de Rojo Aseptil y otro de toques yodados. Junto a ellos, ya sin fechas de vencimiento, se apilaba el viejo kit de primeros auxilios de Atlántida: Merthiolate, Poción Jacoud, Alcohol Boricado, Aceite de Hígado de Bacalao, Elixir Paregórico, Azul de Metileno, Yodotánico y Anís Estrellado.
Ahora está contraindicado, pero el sabor del Rojo Aseptil es uno de mis mejores recuerdos. Porque eso quiere decir que no fui a la escuela, que Atlántida me compró algún libro en la piquera de San Fernando, que me lancé por la canal del parque infantil Camilo Cienfuegos y que oí a Pepe el Sordo cargarse en Dios a gritos, como si de verdad quisiera que él lo escuchara.