06 febrero 2009

El viaje

Hace 48 horas, tras hacerse pública la noticia de la muerte de Papito Serguera, el perseguidor más temido por los intelectuales cubanos, yo les preguntaba (sobre todo a los que participaron en aquella guerra chiquita de emails contra el infausto personaje) si ya se sentían un tilín más libres, si esa defunción les dejaba la vía expedita para expresarse sin miedos.
De ser así, ya tienen una excelente oportunidad para empezar a comportarse como individuos que de verdad quieren pensar el futuro de su país. Hoy el Comandante en Jefe (o la mano que mece su cuna) ha publicado una reflexión donde se queja de que Obama sigue sin mencionar el derecho de los ciudadanos norteamericanos de viajar a Cuba.
Si el miedo al fantasma de Papito Serguera era lo que los obligaba a hacer silencio, me imagino que ya pueden preguntarle abiertamente a Fidel (o al ente que lo usa como heterónimo) por qué él no habla primero del derecho a viajar de sus compatriotas. Se supone que su prioridad deben ser los once millones de cubanos que él gobierna. Una vez atendido eso, podría continuar con su política injerencista hacia Estados Unidos.
¿No les parece un buen punto?

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Un tanto más para Camilo Venegas.
Un abrazo,

Anónimo dijo...

Por supuesto, Camilo. Uno de los rasgos más pasmosos de la
personalidad de Fidel Castro es la hipocresía. Siempre predica desde
las posiciones éticas más ortodoxas y pasa por alto su propio
comportamiento. Recurre a la violencia y se queja de la violencia.
Practica el terrorismo y se queja del terrorismo. En fin, para que
hacerte una lista de contradicciones que conoces tan bien como yo. Un
abrazo,

Anónimo dijo...

Elemental, mi querido Watson, ellos juegan con la cadena, pero ni se atreven con el mono. Excelente ironía para definir la cobardía de nuestros intelectualillos.

Anónimo dijo...

Sr. Venegas,
Me parece un gran contra-punto. Y es una manifestacion mas del estilo de pugilismo que Fidel Castro siempre ha usado en los 14 asaltos que llevamos peleando. El ataca con “jabs”, nos suena 50 en todos los asaltos y nosotros seguimos tratando de ponerlo fuera de combate con un nocaut ….no aprendemos a ganar por “puntos”.

Anónimo dijo...

Hola Camilo, no se si te acordaras de mi pues ha pasado mucho tiempo, pero espero que si. Mi mama y yo sabemos de ti por Zaldivar y tambien porque en varias ocaciones hemos leido poemas tuyos en internet, como estas? te cuento que logre llegar a Estados Unidos despues de un largo viaje que hice a China, estuve viviendo 3 años en Beijing, trabajando como musico, estudie flauta y me gradue en la Escuela de Musica de Matanzas, no he dejado de escribir, logre llevar las dos cosas a la vez. Ahora estoy en Miami con mi novio, llegamos hace dos meses, Zaldivar me mando tu direccion y ahora te puedo escribir con facilidad pues en Cuba es imposible, ya sabes lo dificil y controlado que tienen el internet alla, mi mama me pidio que te escribiera, te envia un abrazo fuerte. Espero que te llegue mi correo, estoy muy contenta de poderte escribir, mi madre y yo te tenemos mucho cariño, guardamos recuerdos muy lindos de esa epoca magica en la Casa del Escritor, epoca que no volvera, pues Matanzas es una ruina triste y dolorosa, como toda la Isla.
Un abrazo para ti
Julieta

Anónimo dijo...

Me gustan tus notas en El Fogonero.
Cariños

Anónimo dijo...

Nuestros intelectuales oficiales envalentonados ante un Papito que ni cantaba ni comía frutas. Pretendiendo obviar que éste (y el resto de Comandantes y tracatanes) eran simples marionetas al antojo de los Castro. Cada día respeto más a la oposición pacífica y a los periodistas y bibliotecarios independientes que lo apuestan todo por su patria. Todo

Anónimo dijo...

Nuestros intelectuales oficiales envalentonados ante un Papito que ni cantaba ni comía frutas. Pretendiendo obviar que éste (y el resto de Comandantes y tracatanes) eran simples marionetas al antojo de los Castro. Cada día respeto más a la oposición pacífica y a los periodistas y bibliotecarios independientes que lo apuestan todo por su patria. Todo